martes, 8 de marzo de 2011

la biblioteca deja de ser elefante blanco:vasconcelos calderón se pinta de azul

Yo no conocí personalmente a José Luis Martínez. De vez en cuando llegaba a la Biblioteca de mi padre y le compraba libros. Luego, en 1970, llegué como director a Bellas Artes. SALÍA de DIRECTOR J. L. Martínez. Ni ahí nos vimos. EN LA MÁS EFÍMERA DE LAS ADMINISTRACIONES DEL PALACIO DE LAS CULTURA, NUNCA OÍ HABLAR DE ÉL, sino de Amalia Hernández, quien fue su mujer y entonces continuaba dirigiendo el Ballet Folklórico...

Parece que era un personaje tímido, introvertido y altanero.Pero, en fin, coleccionaba libros y no los compartía con nadie. Ahora, el destino ha puesto en manos del pueblo su biblioteca, por decisión del Presidente Calderón.


Nos informa el periódico de la vida cultural y universitaria, EL UNIVERSAL, lo que copio:

Con la apertura del Fondo Bibliográfico José Luis Martínez que ha quedado instalado en la Biblioteca de México “José Vasconcelos”, el gobierno inicia una política de adquisición de bibliotecas personales de los grandes hombres del siglo XX, como Antonio Castro Leal, Jaime García Terrés, Alí Chumacero y Carlos Monsiváis.

La propuesta busca que para 2012 se hayan comprado e instalado en el edificio de La Ciudadela, al menos cinco bibliotecas más, como lo señaló el presidente Felipe Calderón, al inaugurar la biblioteca personal de Martínez, integrada por 73 mil 500 volúmenes (48 mil libros, 22 mil fascículos de revistas y un fondo documental de 3 mil 500 piezas, entre cartas, fotos, catálogos y mapas) ubicada en un espacio diseñado por el arquitecto Alejandro Sánchez y cuya inversión fue de 20 millones de pesos.Con la apertura del Fondo Bibliográfico José Luis Martínez que ha quedado instalado en la Biblioteca de México “José Vasconcelos”, el gobierno inicia una política de adquisición de bibliotecas personales de los grandes hombres del siglo XX, como Antonio Castro Leal, Jaime García Terrés, Alí Chumacero y Carlos Monsiváis.

La propuesta busca que para 2012 se hayan comprado e instalado en el edificio de La Ciudadela, al menos cinco bibliotecas más, como lo señaló el presidente Felipe Calderón, al inaugurar la biblioteca personal de Martínez, integrada por 73 mil 500 volúmenes (48 mil libros, 22 mil fascículos de revistas y un fondo documental de 3 mil 500 piezas, entre cartas, fotos, catálogos y mapas) ubicada en un espacio diseñado por el arquitecto Alejandro Sánchez y cuya inversión fue de 20 millones de pesos.


Al abrir al pueblo ese acervo, el Presidente dijo que a través de la conservación de éste, México reconoce la obra y la trayectoria de uno de sus escritores y hombres de letra más destacados. Reconoció que su labor fue crucial para que los mexicanos de entonces, de ahora y de mañana conozcamos a México y a ciertos personajes.

El mandatario explicó que con esta adquisición se logra “evitar que este enorme acervo de cultura, de conocimientos, se disperse, se pierda o se quede encerrada en las paredes de una casa. Es importante que esos libros estén al alcance de los mexicanos”.

Calderón Hinojosa dijo que el compromiso con la cultura se pone de manifiesto en el presupuesto que para 2011 es de 12 mil millones de pesos, más del doble que el ejercido durante 2006.

En la ceremonia, el historiador Enrique Krauze destacó la labor de Martínez de preservar la memoria de México en los libros y agradeció al gobierno que haya salvado esta biblioteca del destierro, la desmembración o el olvido.


Consuelo Sázar, titular del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta) dijo estar convencida de que “si bien el libro electrónico no va a acabar con el libro de papel, si va a amenazar las bibliotecas personales y es por ello que hemos emprendido este propósito, sin precedentes, de empezar a albergar las grandes bibliotecas del siglo XX mexicanos para las futuras generaciones”.

Constituir la adquisición de acervos



Para consolidar la política de adquisición que ha emprendido el gobierno, ayer quedó conformado un consejo asesor para la adquisición de bibliotecas personales, cuya misión será analizar y discutir cuáles son las bibliotecas personales que debe adquirir el Estado.

El consejo está conformado por 25 personalidades del ámbito cultural y académico de México y funcionarios, está presidido por Consuelo Sáizar, en su calidad de presidenta del organismo encargado de adquirir e instalar los acervos en la Biblioteca de México.

Los otros 24 integrantes del consejo son: José Moreno de Alba, Eduardo Matos Moctezuma, Javier Garciadiego, Enrique Florescano, Héctor Aguilar Camín, Margo Glantz, Juliana González, Enrique Krauze, Eduardo Lizalde, José Emilio Pacheco, Juan Villoro, el presidente del El Colegio Nacional, Jorge Volpi, Joaquín Diez Canedo, Ernesto de la Peña, Luz Elena Gutiérrez de Velasco, Guadalupe Curiel, Gisela von Wobeser, Arturo Menchada, Louise Noelle, Miguel Limón Rojas, Lorena Salazar, Alfonso de Maria y Campos y Teresa Vicencio.


Con esta política de adquisiciones, el Estado mexicano busca impedir que bibliotecas mexicanas con colecciones únicas e importantes salgan del país al ser compradas por universidades de EU y Europa, como ha ocurrido con bibliotecas tan ricas como las de Joaquín García Icazbalceta, Genaro García, Nicolás León, José Fernando Ramírez, José María Andrade y Agustín Fischer.


Dentro de ese ambicioso proyecto, hace dos meses, el gobierno federal compró la biblioteca personal del abogado y ex rector de la UNAM, Antonio Castro Leal, conocido como uno de los “Siete sabios de México”.

El acervo, que cuenta con unos 58 mil volúmenes, de entre los que destaca una gran cantidad de libros en inglés, francés y alemán, ya está en proceso de conservación, pues estuvo 50 años sin mantenimiento, además de que la casa sufrió un incendio y aunque no se quemaron, si se ahumaron. Mientras se trabaja en la conservación, se adapta el espacio en el que se ubicará, cercano del fondo bibliográfico de Martínez.


Durante el recorrido por el Fondo Bibliográfico José Luis Martínez, en el que convive una biblioteca valiosa en acervo del siglo XX, con la tecnología más avanzada del siglo XXI, Sáizar aseguró que aunque se trata de una gran inversión la que significará adquirir estas bibliotecas, son acervos invaluables, “ni tendrían valor si se fueran de México, sería una pérdida absoluta”.

Rodrigo Martínez, uno de los tres hijos del bibliófilo mexicano, dijo que la biblioteca de su padre está compuesta por colecciones y que al abrirla a los mexicanos se cumple un sueño de que sus libros permanezcan en México. “La colección de mi padre es única e irrepetible de literatura mexicana de los siglos XIX y XX; también es importante aunque no exhaustiva en libros de historia de México, cultura, ciencia y de otros asuntos mexicanos, aunque destaca literatura de otras lenguas”.

El Fondo Bibliográfico de Martínez -del que falta digitalizar 7% del acervo y que estará abierto al público de lunes a domingo de 8:30 a 19:30 hrs- tiene una obra de arte de Betsabée Romero



Al abrir al pueblo ese acervo, el Presidente dijo que a través de la conservación de éste, México reconoce la obra y la trayectoria de uno de sus escritores y hombres de letra más destacados. Reconoció que su labor fue crucial para que los mexicanos de entonces, de ahora y de mañana conozcamos a México y a ciertos personajes.

El mandatario explicó que con esta adquisición se logra “evitar que este enorme acervo de cultura, de conocimientos, se disperse, se pierda o se quede encerrada en las paredes de una casa. Es importante que esos libros estén al alcance de los mexicanos”.

Calderón Hinojosa dijo que el compromiso con la cultura se pone de manifiesto en el presupuesto que para 2011 es de 12 mil millones de pesos, más del doble que el ejercido durante 2006.

En la ceremonia, el historiador Enrique Krauze destacó la labor de Martínez de preservar la memoria de México en los libros y agradeció al gobierno que haya salvado esta biblioteca del destierro, la desmembración o el olvido.

Consuelo Sázar, titular del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta) dijo estar convencida de que “si bien el libro electrónico no va a acabar con el libro de papel, si va a amenazar las bibliotecas personales y es por ello que hemos emprendido este propósito, sin precedentes, de empezar a albergar las grandes bibliotecas del siglo XX mexicanos para las futuras generaciones”.

Constituir la adquisición de acervos

Para consolidar la política de adquisición que ha emprendido el gobierno, ayer quedó conformado un consejo asesor para la adquisición de bibliotecas personales, cuya misión será analizar y discutir cuáles son las bibliotecas personales que debe adquirir el Estado.

El consejo está conformado por 25 personalidades del ámbito cultural y académico de México y funcionarios, está presidido por Consuelo Sáizar, en su calidad de presidenta del organismo encargado de adquirir e instalar los acervos en la Biblioteca de México.

Los otros 24 integrantes del consejo son: José Moreno de Alba, Eduardo Matos Moctezuma, Javier Garciadiego, Enrique Florescano, Héctor Aguilar Camín, Margo Glantz, Juliana González, Enrique Krauze, Eduardo Lizalde, José Emilio Pacheco, Juan Villoro, el presidente del El Colegio Nacional, Jorge Volpi, Joaquín Diez Canedo, Ernesto de la Peña, Luz Elena Gutiérrez de Velasco, Guadalupe Curiel, Gisela von Wobeser, Arturo Menchada, Louise Noelle, Miguel Limón Rojas, Lorena Salazar, Alfonso de Maria y Campos y Teresa Vicencio.


Con esta política de adquisiciones, el Estado mexicano busca impedir que bibliotecas mexicanas con colecciones únicas e importantes salgan del país al ser compradas por universidades de EU y Europa, como ha ocurrido con bibliotecas tan ricas como las de Joaquín García Icazbalceta, Genaro García, Nicolás León, José Fernando Ramírez, José María Andrade y Agustín Fischer.

Dentro de ese ambicioso proyecto, hace dos meses, el gobierno federal compró la biblioteca personal del abogado y ex rector de la UNAM, Antonio Castro Leal, conocido como uno de los “Siete sabios de México”.

El acervo, que cuenta con unos 58 mil volúmenes, de entre los que destaca una gran cantidad de libros en inglés, francés y alemán, ya está en proceso de conservación, pues estuvo 50 años sin mantenimiento, además de que la casa sufrió un incendio y aunque no se quemaron, si se ahumaron. Mientras se trabaja en la conservación, se adapta el espacio en el que se ubicará, cercano del fondo bibliográfico de Martínez.

Durante el recorrido por el Fondo Bibliográfico José Luis Martínez, en el que convive una biblioteca valiosa en acervo del siglo XX, con la tecnología más avanzada del siglo XXI, Sáizar aseguró que aunque se trata de una gran inversión la que significará adquirir estas bibliotecas, son acervos invaluables, “ni tendrían valor si se fueran de México, sería una pérdida absoluta”.

Rodrigo Martínez, uno de los tres hijos del bibliófilo mexicano, dijo que la biblioteca de su padre está compuesta por colecciones y que al abrirla a los mexicanos se cumple un sueño de que sus libros permanezcan en México. “La colección de mi padre es única e irrepetible de literatura mexicana de los siglos XIX y XX; también es importante aunque no exhaustiva en libros de historia de México, cultura, ciencia y de otros asuntos mexicanos, aunque destaca literatura de otras lenguas”.

El Fondo Bibliográfico de Martínez -del que falta digitalizar 7% del acervo y que estará abierto al público de lunes a domingo de 8:30 a 19:30 hrs- tiene una obra de arte de Betsabée Rom

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