domingo, 18 de mayo de 2014

VULGAR LADRÓN MANCHA EL TÍTULO DE "EDITOR"

Fernando Valdés no utiliza la violencia física para robar los libros ajenos. Simplemente, engaña.
--Me llevo tus libro de Prieto y te los regreso con pasta y bien encuadeernaditos, te dice melosamente.
Aseguró falsamente que colaboraría con la publicación de la ilustre EDITORIAL ACADEMIA LITERARIA, ENCUADERNADO LOS EJEMPLARES Y DISTRIBUYÉNDOLOS EN LIBRERÍAS, en una coedición fraternal, con el propósito de dar a luz la obra del notable héroe mexicano.
Este siniestro personaje está siendo investigado por la Procuraduría de Justicia como presunto autor intelectual de un asalto a mano armada cometido por delincuentes en un tramo de la carretera principal de Cuernavaca, en la que por poco y pierdo la vida, hace unos días.
Con sendas actas de denuncias en un par de agencias del Ministerio Público, hace aproximadamente un mes nos presentamos en sus oficinas para reclamar la devolución de los libros sustraídos de mi domicilio y nl sólo se negó a recibir a mi abogado sino que amenazó con mandar pelafustunes a golpearrnos.
Fernando Valdés ha estado preso por haber cometido fraudes en contra de autores a los que despojó de sus obras y derechos de autor.
Inexplicable e impunemente opera desde un bunker en la Colonia San Rafael, donde está encerrado a piedra y lodo, tras rejas manejadas por violentas cancerberas y un grupo de ex`presidiarios que él afirma que ha rehabilitado convirtiéndolos en impresores. Asimismo, maneja una imprenta en el Penal Norte de la Ciudad de México, a donde entra como Juan por su casa.
También dice que es "editor".
Ha llevado a la quiebra a una editorial española "Plaza" que alcanzó prestigio como Plaza y Janés. Ahora, en medio de una crisis económica que es consecuencia de sus malos y sucios manejos comete toda clase de abusos de confianza y fraudes en contra de presuntos autores a los que ha engañado prometiéndoles que publicará y difundirá su oba si le "ayudan" a resolver un verdadero nudo gordiano de deudas a encuadernadores, libreros e investigadores a los que ha estafado.
En realidad cobra servicios de imprenta a cándidos escritores.
En verdad pide dinero a sus víctimas con la promesa de publicarles sus mamotretos y se queda con lo hurtado. Nunca aparecerá la obra.
Es su método. A Jorge Sharouf le robó 40 mil pesos parra dizque publicarle "ANDREA".
Esa acción ha causado graves daños sicológicos en Jorge el Vigía.Trastornos producidos por la decepción, la frustración y el desencanto de quien creía que pronto vería su libro en los aparadores de librerías.
La obra nunca vio la luz.
A mí me quitó cien ejemplares de VIAJES DE ORDEN SUPREMA editados por mi padre,crónica del gan escritor, poeta y estadista de la Reforma, GUILLERMO PRIETO y se niega a devolverme los ejemplafes que se robó, llevando consigo a un chofer de taxi, metiéndolos en la cajuela y nunca más volví a ver esos importantes ejemplares.
El robo es un delito contra el patrimonio, consistente en el apoderamiento de bienes ajenos, con la intención de lucrarse, empleando para ello fuerza en las cosas o bien violencia o intimidación en la persona. Son precisamente estas dos modalidades de ejecución de la conducta las que la diferencia del hurto, que exige únicamente el acto de apoderamiento.
La mayor peligrosidad del robo, por el uso de esta fuerza o intimidación, justifica que la pena sea superior a la que se establece por el hurto.
Dentro del robo hay dos modalidades distintas, una que se distingue por el empleo de la fuerza en las cosas y otra por la violencia o intimidación en las personas.
El primero es aquel en el que se utiliza una fuerza, una violencia para acceder al lugar donde se encuentra la cosa. En ocasiones, también se definen como robo aquellas acciones en las que, a pesar de no mediar fuerza o intimidación, existe algún otro elemento que lo distingue del mero hurto. Por ejemplo, es posible definir como robo a aquel que se produce mediante el uso de una llave falsa o ganzúa. Esta aplicación se hace por la similitud entre la utilización de una llave falsa con la fuerza que se puede emplear para romper esa barrera (la puerta) que protege del robo.

jueves, 24 de abril de 2014

UN ARTÍCULO PASMOSAMENTE BRILLANTE Y CERTERO DE VERDADERA CRÍTICA LITERARIA

Paz y Márquez. Dos colosos. Foto: Arturo Guerra / La Jornada
Paz y Márquez. Dos colosos.
Foto: Arturo Guerra / La Jornada
MÉXICO, D.F. (Proceso).- A primera vista no habría dos escritores más disímiles que el poeta Octavio Paz y el narrador Gabriel García Márquez. Pese a estar hermanados por el Premio Nobel, no es temerario pensar que los dos eran seres tan diferentes (casi contrarios) al punto que viviendo en la misma ciudad, en la región más transparente del aire, y pese a la amistad compartida con el poeta Álvaro Mutis, se mantuvieron siempre distantes. 
Paz es el prototipo del poeta moderno –lúcido, autoconsciente, crítico del mundo, del lenguaje y de los mecanismos y fundamentos de la poesía–; García Márquez, con hondo arraigo en la tradición analfabeta y antigua del relato oral, intenta explicar el mundo a través de anécdotas que abstraigan al lector de su circunstancia angustiosa para devolverlo a la realidad enriquecido espiritualmente.
El uno, del sur de Norteamérica, nacido en Mixcoac, en una meseta con rancios ancestros indígenas, vigilada por volcanes femeninos; y el otro, nacido en Aracataca, una región de ríos y caciques aborígenes, no muy lejos del mar, con gran presencia afroamericana, al norte de Sudamérica; el uno, además de poeta, ensayista, diplomático, director de revistas, crítico literario y de artes plásticas y traductor; el otro, narrador nato con diversas máscaras: reportero, cuentista, novelista, guionista de cine, columnista internacional; el mexicano: intelectual a la francesa, de tiempo completo, y fiel a la cultura más exquisita y exigente; el caribeño, antiintelectual, a la manera de la generación perdida norteamericana, defensor del vitalismo y la cultura popular del Caribe del bolero, la guaracha, la salsa, la cumbia, el vallenato y las radionovelas, detestaba el espectáculo de los intelectuales en la televisión, los congresos, las conferencias, las mesas redondas y las entrevistas.
Paz despreciaba la novela, el género vulgar de nuestro tiempo, y ejerció con altura la crítica literaria. García Márquez detestaba a los críticos, hombres serios y aburridores, porque la seriedad había dejado de interesarle hacía rato, y le divertía verlos patinando en la oscuridad con su caparazón de pontífices que no encuentran en los libros lo que pueden, sino lo que quieren, pues no saben qué buscan ni adónde quieren llegar.
El aristócrata y el plebeyo, el refinado y el popular, la distancia mayor entre los dos tuvo que ver con su diversa ubicación política: García Márquez en la izquierda, pero a la derecha de Fidel Castro; y Paz en la derecha, aunque en diatriba contra toda dictadura. Funcionario y diplomático, el mexicano jamás claudicó en el ejercicio de su libertad bajo palabra; García Márquez, por su parte, nunca aceptó un puesto público ni un cargo oficial debido a su desacuerdo con todo el sistema político colombiano, a todo lo ancho y a todo lo largo y a todo lo profundo de su estructura anacrónica, y para no empeñar su palabra. Uno, reportero curtido, se acostumbró a escuchar con atención y paciencia; el otro, dado a interrumpir al contertulio, se acostumbró a apoderarse de la palabra y a monopolizar la conversación. Mientras que García Márquez idolatraba a Rulfo, Paz lo elogiaba con desdeñosa reticencia.
Al colombiano quizá lo quieren en México más que en su país natal, donde incluso paisanos caribes no le perdonan que uno de sus hijos haya estudiado en Harvard y los académicos bogotanos y antioqueños suelen mofarse de sus supuestas excentricidades de nuevo rico, sus yins de vaquero, sus botas de calle y sus guayaberas, y la recepción inicial de Cien años de soledad en la prensa nacional fue francamente negativa, pues no la bajaban de impenetrable ladrillo reaccionario escrito en lenguaje chabacano. Al mexicano, en cambio, lo idolatran los poetas colombianos, no sólo en su poesía, sino en sus reflexiones críticas y no faltan en cada ensayo al menos dos citas de El arco y la lira, Corriente alterna o Los hijos del limo. Pero en México a Paz lo veían, a menudo, con sorna o indiferencia y se decía que la cultura mexicana descansaba en Paz.
Muy pocas veces se aludieron directamente el uno al otro. Más pródigo con la palabra, opinador profesional, en 1972, Paz, en un ensayo sobre Carlos Fuentes, se refirió a la obra de García Márquez, inicialmente con elogios, reconociéndolo como uno de los más notables novelistas hispanoamericanos (junto con Bioy Casares) en los que el amor es una pasión soberana y, casi adivinando la trayectoria posterior del autor de Cien años de soledad, afirmó: “En el mundo de García Márquez el amor es un poder genésico que reina como una presencia oscura, impersonal y todopoderosa: es el mundo del primer día o, más exactamente, la noche primordial”.
En 1973, en diálogo con Julián Ríos, al destacar la presencia de Ramón Gómez de la Serna en las letras hispanoamericanas, menciona como ejemplo la obra garciamarquiana, no sin recalcar que mientras Gómez era un inventor, García Márquez era un popularizador de hallazgos ajenos. Y remató con una caracterización a pedrada pura: “La prosa del escritor colombiano, esencialmente académica, es un compromiso entre periodismo y fantasía. Poesía aguada. García Márquez es un continuador de una doble corriente latinoamericana: la épica rural y la novela fantástica. No carece de habilidad, pero es un divulgador o, como llamaba Pound a este tipo de fabricantes, un ‘diluter’”.
El cambio de actitud parece estar mediado por alguna alusión de Gabo o la firma de apoyo a un documento en el cual se definía a Octavio Paz como un escritor del sistema. La andanada del polemista Paz no se hizo esperar en su cordial conversación con Rita Guibert al calificarlo como “Vocero de un grupito de pseudoextremistas que predican, sin tener las fuerzas ni la posibilidad de hacerla, ‘¡la revolución ahora mismo!’. García Márquez es un oportunista de la izquierda, un hombre sin ideas políticas, sin ideas tout court… Capitán de las guerrillas latinoamericanas en los restaurantes y bares de Barcelona”.
Y en entrevista con Alan Riding precisó: “No le reprocho a García Márquez que use su talento para defender sus ideas. Le reprocho que éstas sean pobres. Hay una diferencia enorme entre lo que hacemos. Yo trato de pensar y él repite eslogans”.
Cuando a García Márquez le dieron el Premio Nobel, Paz guardó silencio, si bien en su revista Vuelta abundaron las reseñas y alusiones negativas de su obra. Cuando Paz se ganó el Nobel, el colombiano, parco, escribió: “La Academia Sueca ha enmendado por fin su propia injusticia”.

Paralelismos

No obstante, si ahondamos en sus trayectorias vitales podremos apreciar que no son pocas las similitudes de asombro que enlazan esas dos vidas en sus distintas etapas.
Los dos pasaron infancias duras entre adultos, lejos del padre, entre un prestigio social y una estabilidad económica que se venían a menos y se desmoronaban, en compañía de sus abuelos (Paz con el paterno “Papa Neo”, García Márquez con el materno “Papalelo”), ambos militares liberales, olorosos a pólvora (el de Paz, general y pensionado; el de García Márquez, coronel que murió esperando la pensión), con un muerto a cuestas como consecuencia de un duelo de honor, quienes les inculcaron a los nietos la pasión por la historia, el lenguaje y los diccionarios (el de García Márquez le cedió un pedazo de pared para que pintara; el de Paz, su pluma, con la que el niño escribía cartas a destinatarias desconocidas) y con quienes compartieron los últimos años y el fin de la infancia (Paz presenció la muerte de Ireneo; García Márquez no estuvo cuando murió Nicolás) con largas caminatas y conversaciones interminables sobre la guerra.
Ambos vivieron la niñez en casas grandes (la de Paz con un hall donde cabía una orquesta; la de García Márquez con una mesa de 16 puestos), con bibliotecas afines (Las 1001 noches, los cuentos de Callejas), habitadas por personas mayores y pobladas de fantasmas (“cuartos y cuartos habitados/sólo por fantasmas”), y tías medio locas, tocadas por la literatura (en letras de molde, la tía de Paz; oral, la de García Márquez), que marcaron su vida y su obra.
Tanto Paz como García Márquez, en su juventud, militaron en la izquierda: Paz fue detenido cuando secundaba al catalán José Bosch, y García Márquez, discípulo de maestros marxistas, alcanzó a ser célula del Partido Comunista colombiano. Los dos comenzaron, sin culminarlos, estudios de derecho.
Durante sus visitas de novio, Octavio conversaba mucho más con su futuro primer suegro, José Antonio Garro, que con su prometida. Igual pasaba con Gabriel José de la Concordia, quien se la pasaba platicando con el boticario Demetrio Barcha, padre de Mercedes.
Obras de los dos fueron rechazadas por Guillermo de Torre (quien, además, se opuso a la publicación de un poemario de Neruda, con lo cual acertó tres veces por error: los escritores a los que descalificó se ganaron el Premio Nobel). Ambos padecieron (¿o disfrutaron?) el desprecio, la inquina inquisitorial y el corazón blindado de rencor de Rafael Gutiérrez Girardot. Los dos encarnan la lealtad a la vocación, la tenacidad a prueba de tentaciones distractoras. Herederos de la libertad imaginativa del surrealismo, maestros de la invención verbal, en sus obras el cuerpo (sobre todo el femenino) y el amor como antídoto contra la esencial soledad humana constituyen motivos recurrentes.
Faros de luz inextinguible, los dos han sido reconocidos universalmente, cada uno en lo suyo. Como nada les fue regalado, supieron superar con voluntad inquebrantable los prosaicos obstáculos que impedían el pleno ejercicio de su vocación y ganarse, a puro pulso, el derecho a la palabra hasta el punto de erigirse, como figuras cimeras y polémicas, en el centro de la discusión intelectual latinoamericana, expuestos a la alabanza y el vituperio, el fervor y el odio de sus admiradores y detractores.
* Doctor en letras hispánicas por El Colegio de México. Profesor de la Universidad del Atlántico. Coordinador de la cátedra del Caribe colombiano y editor de la revista Aguaita del Observatorio del Caribe Colombiano. Autor del libro Encantos de una vida de cantos: Rafael Escalona (2010). Ganador del Premio Nacional de Periodismo Simón Bolívar por mejor artículo cultural (2002).

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miércoles, 19 de febrero de 2014

BUEN HUMOR VAUGHT ESTAEDOUNIDENSE

 
 
 
Sometimes the picture won't come up but I find when I forward it I can see them. So if you have trouble like that you might try this .


Subject: A Poem for the Mature



SPECIAL POEM FOR OLDER FOLKS

A row of bottles on my shelf
Caused me to analyze myself.
One yellow pill I have to pop
Goes to my heart so it won't stop.
A little white one that I take
Goes to my hands so they won't shake.
The blue ones that I use a lot
Tell me I'm happy when I'm not.

The purple pill goes to my brain
And tells me that I have no pain.
The capsules tell me not to wheeze
Or cough or choke or even sneeze.

The red ones, smallest of them all
Go to my blood so I won't fall.
The orange ones, very big and bright
Prevent my leg cramps in the night.

Such an array of brilliant pills
Helping to cure all kinds of ills.
But what I'd really like to know,
Is what tells each one where to go!














There's always a lot to be thankful for if you take time to look for it. For example

I am sitting here right now thinking how nice it is that wrinkles and fat don't hurt.
 
 

sábado, 15 de febrero de 2014


Mi guía espiritual me aconseja:

Cuánto cuesta dar

Mientras más te relaciones con más personas, 
más probabilidades de éxito tendrás en tu vida. 

El establecer contacto con los demás puede ser
muy útil cuando necesites un consejo, 

una sugerencia, una crítica o un apoyo.
Los demás estarán muy dispuestos a apoyarte 


si tú eres capaz de demostrar que no tienen nada
que temer si logras tus metas. Y mejor todavía, 

si logrando lo que tú quieres, también trae beneficios
para los demás. 
En este último caso, los otros estarán
encantados de apoyarte.

Pero hay otro factor muy importante para contar
con la lealtad y la colaboración de los demás. 

En primer lugar, tú tienes que apoyar y ser leal
con tus amigos y conocidos.

 El primer paso tienes
que darlo tú. Si tú estás dispuesto a dar a todas
las personas algo que ellas necesiten, 
entonces
cuando tú necesites algo, te llegará de alguna parte el apoyo.
Es muy posible que el auxilio aparezca de modo inesperado 

y quizás de quien menos lo esperes. Pero todo esto funciona
si tú das primero y das desinteresadamente.

Dar a los demás lo que necesiten, no siempre requiere dinero.
Lo que más necesitan las personas son cosas muy valiosas 

pero que tú ya las tienes: sonrisas, palabras de estímulo,
un oído atento y comprensivo, amor, solidaridad,
sugerencias, etc.

Además, si estás atento a dar al otro lo que necesita,
te convertirás en una persona muy apreciada. 

Y tu conversación comenzará a ponerse más interesante
y atractiva.